Iniciamos ruta por el interior del torrente de Muntanya, a la Vall d´en Marc. Traspasamos las barreras oscilantes. Correteamos sobre los cantos rodados unos novecientos metros. Si estamos atentos veremos a nuestra derecha un sendero que tira hacia arriba, muy próximo de donde más o menos se termina la parte técnica del descenso del mismo torrente.
La zona por la que nos movemos es un área lapiaz embutida, cubierta o rodeada de bosque encinar y pinos. A medida que ascendemos podemos apreciar los restos de camino empedrado, paredes de piedra, cavidades utilizadas por el hombre y como refugio de animales, así como para morir tranquilamente alejado de las posibles presas. En una de ellas descansa tranquilamente una cabra, que lleva ahí lo suyo, la temperatura interior hace que se conserve bastante bien. Al traspasar al otro lado del colladito, atravesando el carrizo, nos encontramos ante una explanada con una par de hileras de piedras.
Es un extraño pequeño valle, rodeado por crestas montañosas lapiaz, Rellar de Son Marc, excepto por la parte que hemos subido. Es encomiable la labor de los labriegos de antaño, apreciamos canal de agua, pozo, sitges de carboner, una gran casa del predio derruida y multitud de bancales. En su momento la finca o parcela agropecuaria debió ser importante. Seguramente colonizada durante la eclosión agropecuaria romana, a juzgar por la cerámica detectada en los alrededores del manadero, mezclada con evidencias de la cultura talayótica, con loza islamita y habituales ajuares medievales y posteriores. Siendo hacia principios del siglo XVII cuando se desbroza la atocha o plana rota de la vertiente opuesta. Fue entonces cuando se habilita el sendero o camino conducente a la enfoscada alberquilla inmediata al olivar de arriba, perteneciente a la finca de Muntanya. A lo alto de esos farallones que nos rodean, se encuentra un recinto fortificado, forma un rellano cerrado por grandes peñas que coronan acantilados y por murallas de tipo talayótico, hechas en tiempos pre-romanos.
Una vez explorado el magnífico lugar emprendemos regreso. En un momento dado del sendero, vemos que se divide. Tomamos hacia la izquierda, ya que si seguimos hacia abajo nos daremos cuenta que es por donde subimos. El sendero está algo perdido, pero hay alguna fita. En ligero ascenso y llaneando llegamos a una explanada rodeada de encinar, un momento para un refrigerio. Continuamos la ruta sin problemas, el sendero está bien delimitado por el camino empedrado hasta llegar al cauce del torrente, prácticamente desde donde iniciamos la andadura. El sendero es zigzagueante y en mal estado, pero le da su encanto y belleza fantasmal en un día de niebla.
Respeta el medio. No abandones basura, no hagas ruidos innecesarios. Respeta la propiedad privada.
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Acceso por el torrente para luego ascender por sendero casi perdido.
Intentando encontrar sendero, nos topamos con una cueva.
Tras su visita, no queda más remedio que volver atrás y seguir buscando el sendero.
La zona es espectacular por lo agreste que es.
A medida que ascendemos, vamos encontrando varias cavidades.
Llegamos a Clot de Déu. La casa derruida por abandono.
Rodeados de hermosas montañas lapiaz. Rellar de Son Marc.
Donde se aprecia el macizo del Puig Tomir, 1104 m.
Ni que decir; la Curculla de Fartàritx, la Moleta, y el Salt del Molinet.
Mayki, pillado por sorpresa.
Ahí, al fondo de la cavidad, cabra muerta. Descanse en paz.