12/10/2008 (Domingo)

ANDORRA – BARCELONA – PALMA DE MALLORCA

Último día de viaje. Madrugamos por última vez, a las 6h, nos levantamos y preparamos el desayuno. Acondicionamos las maletas en el coche, limpiamos y recogemos un poco la Mobil-house. Hemos de dejar a Mariana a las 10h en el aeropuerto de Barcelona, tiene la suerte de volver temprano. Lo digo porque el día está gris, nublado y feísimo, no se puede hacer nada.

Una vez nos despedimos, Pedro y yo decidimos ir a Monserrat. Bueno eso creemos. No sé que pasa pero nos equivocamos de carretera una y otra vez, el cansancio hace mella en Pedro. Al cabo de una hora o más, llegamos a Monserrat, pueblo. Nos queda subir. Caemos en la cuenta que es domingo, por lo tanto seguro que hay atasco.

Y, así es. Ya estoy nervioso. El cansancio, el mal tiempo y el atasco me empreñan. Damos la vuelta donde podemos y “pa bajo”. Nos paramos en el pueblo a merendar y leer el periódico. El tiempo pasa… mejor acercarnos al aeropuerto, así evitar los atascos y tengamos un susto.

Eso hacemos, a las 19h entregamos el vehículo, facturamos y a esperar, gracias a la lectura el tiempo pasa rápido. Pedro habla con Fernando y éste nos recogerá en el aeropuerto de Palma, nuestra querida Palma de Mallorca.

NOTA;  

              Agradecimiento a Pedro Calafat, por su dedicación a la búsqueda de información de gîte d´etapes, refugios, planos, localización y forma de llegar a los destinos, rutas y senderos, números de teléfonos necesarios para aclarar, confirmar, cualquier duda. Teniéndose que estar sujeto a lo que deseábamos hacer Mariana y Yo (sobre todo para ver la Fortaleza de Montségur). Un perfecto “planning de viaje”. Antes y durante el viaje.

              Agradecer a Mariana Lanfranconi, su paciencia y su aguante con este par de “pillos”. La agradable sorpresa de mantenerse firme en los momentos más duros y mantener la alegría. Y aguantar las duras jornadas de “pateo” sin rechistar.

             Agradecerme a mi mismo, el tener paciencia para hacer éste blog del viaje, que me trajo de cabeza.  Esto es cosa de los ordenadores que me tienen “negro-negrísimo” y, por poco no lo mando todo al “carajo”.