Tiempo de invierno para ser agosto
VIVAC GALILEU – MASSANELLA
El tiempo está fantástico para los que nos gusta el invierno. Hace fresco, está nublado y chispea, promete algo de tormenta y las montañas están ocultas por unos nubarrones negros. Al llegar al Coll de sa Batalla, ya está la peña. Pedro, Fernando, Clara y Mariana y unos amigos suyos de la Universidad (ellas y sus amigos han terminado de hacer el Torrente de Pareis).
Nos despedimos de sus amigos y con los vehículos nos presentamos en la urbanización de Son Massip. Hace frío y promete llovernos, la niebla está baja, ¡cuanto añoraba ya este clima!.
El plan de este fin de semana es: Ses Voltes d´en Galileu, dormir en el colladet de es Pixarell. Por la mañana ascender hasta el Coll des Telégraf y subir al Puig de Massanella (1365 m) y volver a Galileu, atravesando su sierra.
Ascendemos por la pista que nos conduce al camino empedrado, que es la zona denominada Ses volters d´en Galileu, hasta el “pla”, zona de cruce de caminos y donde vemos que reforman la casa de nieve y la casa de piedra, hasta aquí la niebla nos ha acompañado, con algún que otro trueno ahí a lo lejos, aunque estamos empapados de sudor, hace fresco.
El día va cerrándose, son las 20h y aún queda un buen pateo. Con el tiempo tan inestable, en vez de dormir bajo el Massanella, cambiamos de planes y nos dirigimos al colladet es Pixarell sobre un terreno muy peliagudo; rocas cortadas por el viento, la lluvia y el agua, lapiaces por todos lados y con pequeñas y no tan pequeñas simas, acompañado de vegetación de monte bajo, obligando a extremar cada paso que damos, sobre todo dando pequeños salto de piedra en piedra o roca, divertido y peligroso, teniendo en cuenta que el sol lo tenemos de frente, ya que, a decidido salir de entre las nubes.
De esta manera, arañándonos las piernas con el carrizo húmedo y mojando los pantalones, llegamos al refugio de piedra y buen techado, cagarringos de cabra por doquier, pero mira tu por donde, que en el interior de la caseta apenas hay. Un buen puñado de carrizo expuesto en el suelo nos servirá para dormir más cómodos y separados de la humedad del suelo. Elegimos cama, Pedro se queda un poco fuera del grupo, no cabe, je je..
Nos ponemos a cenar, ¿quién lo diría?, los que más traen comida son los hombres, las señoras poca cosa, Pedro destaca por su carne rebozada, tomates, embutidos y más cosas y de postre yogures, Fernando por su ensalada de pasta y yo por mi ensalada de garbanzos y mi postre preferido en la montaña: cóctel de frutas. Como el cielo sigue encapotado y hace fresco, nos ponemos cómodos en los sacos y comenzamos a contar historias, no de terror que a Clara le da miedo y tampoco de experiencias con los espíritus. Estamos algo cansados, sobre todo los que ésta mañana nos dio por hacer alguna actividad. Son las 21:30h y sin darnos cuenta vamos cayendo uno tras otro. Eso sí, Mariana la primera, como casi siempre, ah y Fernando, que tiene facilidad en quedarse KO al momento.
Diana, son las 7h, hay que levantarse, estamos hechos polvo, qué duro está el suelo. Desayunamos. El cielo igual que ayer, no hace frío pero sí fresco. El cual desaparece rápido al remontar la vaguada para llegar al Coll des Telégraf. Nos seguimos mojando las botas y las piernas y más cortes por el carrizo, chispea de vez en cuando. En el Coll des Prat, somos más conscientes del tiempo. Massanella oculta, ¿subir o no subir? Está clarísimo, ya estamos aquí, así que “parriba”.
Ponemos directa y con un petardo en el trasero llegamos al Puig de Massanella. Afortunadamente no hace mucho viento. Son las 10:30h, buena hora. Picamos algo y nos damos cuenta que hoy, de locos, basta con nosotros con este tiempo tan desapacible. No vemos a nadie. En el descenso se nos pone a llover, las piedras están resbaladizas, algún que otro resbalón. En dos horas llegamos a los coches, mira tú que bien, el tiempo ha mejorado y salido el sol. Es hora de asearse un poco, cambiarse de ropa y al bar a tomar algo bien frío. El sueño ha hecho acto de presencia, Mariana se queda en el coche, mientras nos refrescamos con unas cervezas. Ya pensamos en llegar a casa, tumbarnos en el sofá y que no nos “empreñen” hasta mañana.
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