Avenc de s´Esquerda y Pouet Escollerat dels Asses

18 abril 2010  domingo

Avenc de s´Eriçó,   cova dets Albons,

 Pouet escollerat dels Asses y avenc de s´ Esquerda.

 – 2 de 2 – viene de la crónica anterior de misma fecha

….Domingo maratoniano, para eso quedamos a las 8h donde siempre Antonio, Xisco y un servidor, Rafael….

…Hace calor pero seguimos el periplo. Ahora toca  Pouet escollerat dels Asses. Oculta entre los pinos un pocete de casi una decena de metros. Nada más descender se ensancha enormemente. En ella aflora por sus paredes y techo gran cantidad de raíces, en un extremo aparecen algunas formaciones interesantes. A la luz del astro sol, vemos el cráneo de un asno en perfecto estado, de ahí el nombre de la cavidad y poca cosa más.

Ya es algo tarde, estamos sobre las 18h y algo cansados. Pero viene lo mejor. El avenc de sa Esquerda, encontrada por nuestro amigo José Bermejo. Cavidad de -63m. Fácil de encontrar. Según coordenadas, se aprecia un árbol partido por la mitad, formando una “V” invertida. Hay dos bocas muy diferenciadas, una grande y otra de reducida dimensión. Por ella accedemos al interior. Directos al fondo. Dos spit encabezan el descenso, uno fuera y otro en la pared vertical a pocos centímetros de la boca.

La incursión hasta la mitad del avenc es estrecha, debiendo poner un protector en una barriga, bajo ella a unos pocos metros hay un anclaje artificial, un spit. Una vez se realiza el fraccionamiento, a pocos metros, aconsejable un pequeño desviador sobre un tetón que sobresale de la pared opuesta. Y ya sin más llegamos a la gran cavidad, bajando por una colada. El cambio tan brusco de dimensiones hace que nos extrememos.

Es fascinante. Su base dominada por una pendiente fuerte sobre tierra y material orgánico que procede de la parte más estrecha del avenc que cae sobre todo desde la boca grande.

Nos recibe un farallón inmenso que divide la cavidad. Con múltiples formaciones y un olor llamativo: el guano. Presente y patente en todo su esplendor, así como, una familia de murciélagos que nos sorprende y nosotros a ellos. Evitamos cualquier tipo de ruido y hablamos en susurros y mímica. Hay una cuerda que se eleva hasta un saliente, para no molestar a los quirópteros, optamos por no trepar y ver que hay. Y ya sin demora, emprendemos la salida. Antonio vuelve a desinstalar, comienza a gustarle la cosa. Son las 20h y aún nos queda el regreso pero estamos contentos, ah… y hambrientos.

 

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