¿Pero, seguro que vamos llegar a tiempo a tomar el avión?. Si vamos en dirección contraria.
-No puede volar si no tiene el DNi. -Pero …¿no le vale con el carnet de conducir?
Pues eso, que esto ya se ha acabado. Este viaje ha llegado a su fin, no hemos visto ni «pum» de nieve, ni una motita de nieve. Me vuelvo a casa con todo el equipo de invernalia, en fin… Pero la verdad, es que nos lo hemos pasado genial. Pero siempre tiene que haber o pasar algo que enturbie esa alegría. -¡¿quién me pone la pierna encima para que no levante cabeza?!. No, no, noooo….. vamos de tiendasss…. ¡y no me puedo escaquearrr!.
Claro, el aeropuerto que tomamos está próximo a Dormund, y que mejor que pasar parte de la mañana bueno, mejor dicho, unas horas, en esta ciudad industrial. No hay mucho tiempo para ver la ciudad. Estamos en el centro, comemos algo y las mujeres quieren ir de compras, joe… joe…pues de tiendas, entramos en un gran centro comercial, impresionante y bien hermoso, todo hay que decirlo. Al terminar las compras, uf..uf… menos mal, partimos hacia el aeropuerto. Eh, eh dice Manoli a su marido Oliver, -Si vamos en dirección contraria. Hay que no llegamos…
Para más inri, pasamos los controles y estamos en la sala de espera, la gente se cansa de tanto retraso (je, je son alemanes y estamos en Alemania, eh, eh…), para ganar tiempo la azafata va pidiendo el billete y el DNI. Al llegar a mi, Pilar se sonroja barbaridad, pero yo ni te cuento, que para colmo tenía puesto el forro polar y la chaqueta, (joe.. no tengo sitio en la maleta), -no tengo el DNI, no lo encuentro. Todo rojo yo.. y la gente mirando. Y llama Pilar a su hermana, por si me lo he dejado ahí, en su casa, pero aún les quedan 2h para llegar y el avión partirá en un chim.pum. Ya nos vemos que me quedaré en tierra, solito, yo, aquí. La azafata que no me deja, que me salga de la sala, -¡no!, -¡sí!, -¡no!, -¡sí!. Mi colorao sigue subiendo, la gente me está mirando, yo no miro a nadie, Pilar no sabe dónde mirar. Me mira, la miro, que me quedo, que me sacan, ¿dónde estará mi DNI?. Y apunto de sacarme la guardia pretoriana, saco de uno de mis múltiples bolsillos un papelito y detrás de él….. ¡ondiá! el DNI. Lo siento azafata, lo siento Pilar, eso es lo que tiene tener tantos bolsillos, je je je… Uf, en el último segundo, la gente ya partió al avión. Me veía aquí, solito, abandonado en este mundo cruel. Mi casa, mi casaaa….. vuelvo a mi casaaa….
a primera impresión (después de estar estas semanas por bosques encantados, los impresionantes llamados Externseine que se alzan al cielo en la parte suroeste del bosque teutónico, la Reserva Natural de Urwald (Sababurg), el bosque de Haxtergrund.
Ser caballeros y reinas de los castillos visitados; castillo Dornröschenschloss, Schob Wernigerode el de Scholss Neuhaus. Largas conversaciones con el irreductible Hermann el Cherusker (Arminius), contándonos cómo paró y venció el avance romano. Conocer a los personajes de los hermanos Grimm; Hansel y Gretel, El Enano Saltarín (Rumpelstiltskin), Rapunzel, Caperucita Roja, Blancanieves, La Cenicienta, Pulgarcito, y la maravillosa ciudad adoquinada de Paderborn, donde visitamos el palacio imperial otónico-sálico reconstruido (Kaiserpfalz), la torre octogonal de la Gaukirche, en la Abdinghofkirche con sus torres gemelas muy destacadas. La catedral (Dom), la antigua Iglesia de los Jesuitas (Jesuitenkirche), la iglesia de los Franciscanos (Franziskanerkirche), el Palacio arzobispal (Erzbischöfliches Palais), la Capilla de Liborio, la iglesia de los Capuchinos (Kapuzinerkirche), la plaza del ayuntamiento (Rathausplatz), la fuente de Neptuno, la casa de Adán y Eva, el nacimiento del río Pader, el río más corto de Alemania), es que la ciudad de Dormund es muy ruidosa, sucia y con muchísimo tráfico. Pero, no me hagan caso, queridos lectores, es una apreciación de las 4h que estuve ahí, y entre el centro comercial, inmenso y bien hermoso. De la paz pasé en poco tiempo al bullicio ensordecedor de las grandes ciudades.
La ciudad de Dortmund y sus habitantes son conocidos por haber realizado trabajos muy duros. Acero, carbón y cerveza han difundido la fama de Dortmund por todo el mundo, aunque hoy en día ya no haya compañeros que acudan a la mina y los altos hornos ya estén fríos. Sin embargo, los viejos tiempos siguen estando presentes, y los monumentos industriales de entonces desempeñan funciones nuevas: s
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