14 junio 2009 (domingo)
La CARIDAD – RIBADEO – LOURENZÁ (64 kms)
237 Kms
“…El frío es enquilosador, pero cada vez me gusta más esto de pedalear bajo la lluvia, de echo me encanta…”
Vamos, que nos levantamos sobre las 8h, no tenemos prisa para partir. Tenemos sueño, eso nos pasa por trasnochar. Desayunamos juntos, con un mal tiempo diabólico. Está lloviendo a mares y apenas se ve nada. ¿Y ahora qué? Pues a lo que veníamos a hacer, eso haremos.
Al terminar de desayunar recogemos las cosas y partimos. Paso por la casa de la hospitalera y le dejo las llaves del albergue. Me cubro el cuerpo con el para vientos y las gafas de la lluvia. Pequeña subida y luego bajada rápida, todo asfalto no se nos olvide. El frío es enquilosador, pero cada vez me gusta más esto de pedalear bajo la lluvia, de echo me encanta.
Lluvia persistente todo el día. Llegada a Castropol.
Me parece que será largo el día de ésta manera, pero aún así, decido recorrerlo por donde marca el Camino. Mucho peregrino viendo cómo está el día, decide ir en autobús y/o por carretera. Yo me arriesgaré.
Por carretera, como decía, voy pasando por las localidades como El Franco, Porcia, Brull, Tol y…. ¿Figueras? ¡Nooo…! Llueve tanto, que no puedo mantener la cabeza alta y ver lo que ponen los carteles indicadores. Ya intuyo que me he pasado de cruce. Pero no lo confirmo hasta que llego a Castropol. Joee… ya que estoy aquí, hago unas fotos, pero qué fotos. Está el día tan cerrado que no sé si se verá algo. Ahí a lo lejos, pero bien lejos, veo un puente, el puente que cruza de Figueras a Ribadeo. Y por ahí he de ir yo. ¿Y ahora qué? Saco mi libreta, y miro la fotocopia que me hice de mapa de carreteras. No pinta bien esto.
Si vuelvo atrás, son cerca de 6kms, si sigo adelante, tendré que bajar y desviarme para coger una carretera para Viela y eso es un rodeo tonto y muchísimos kilómetros. Además, en Ribadeo está el albergue y he de pasar por él.
De Castropol a Figueras, hay una senda costera peatonal. Me arriesgo a ir por ella, creo que tardaré menos que por carretera. Primer error; todo está mojado, el agua ya ha empapado mis zapatillas y pies. Segundo fallo; esto no lo han limpiado en mucho tiempo, está abandonado. ¿Por qué? Porque tengo un árbol caído delante de mí. El mayor fallo es que me lo tenía que a ver temido, con todo lo que ya he padecido y visto.
Total que decido volver a tras y retomar la carretera, hacia Barres y de ahí a Figueras. Y sigue lloviendo. Llego a Figueras, visita corta por su puerto y hacia el puente. Pregunto por donde.
Ya en el puente de Los Santos, cruza el río EO y es la línea invisible que nos despide de Asturias y nos da la bienvenida Galicia, me doy cuenta que he tomado mal la entrada, Los peatones y ciclistas tenemos que pasar por el extremo, pasillo acondicionado para tal fin y no por la carretera. Me salvo de multa, que sí le pusieron a otro bicigrino. Me dirijo al albergue de Ribadeo, se encuentra al pie de dicho puente, a su derecha. Pequeño pero bonito.
Sólo un peregrino, no hay hospitalero, aparecerá sobre las 19h, otro sin sellar credencial. Apenas son las 13h, decido continuar, como sigue lloviendo, no me demoro mucho. Le digo al peregrino que unos españoles vendrán a quedarse y así, hablando, ya sabe quienes son, coincidieron en otro albergue.
Mala o nula señalización para salir de Ribadeo. Gracias que le pregunto a un viandante, que tiene un hostal y sella, me indica el camino a seguir. Le acompaño a su hostal, me saca plano del recorrido y me sella, se lo agradezco muchísimo. Ya estoy más tranquilo. Ya no me llueve tanto. Paro en una tienda y compro plátanos y venga a devorarlos ante un mojón, que indica que me faltan 190,041 kms, yo creo que más por mis vueltas y visitas.
Ya me han dicho que para llegar a Lourenzá, tengo unos repechos que ni los coches. Hasta Viela, sudo de lo lindo y eso que no hace calor, pero de ahí hasta A Ponte de Arante (te hacen bajar para ver el pueblo, cuatro casitas, y luego volver a subir por una pista impracticable Por su dureza. Si te piílla la tarde o con poca luz, con esa construcción abandonada en el bosque, te acojona un poco), Villamartín Pequeño (pero matón) y Villamartín Grande, ¡por favor…! Es durísimo, agotador e interminable. Las horas no pasan y el esfuerzo cada vez mayor.
Sacado el hígado consigo llegar a lo alto de Villamartín Grande, ahora disfruto de una bajada larga, los frenos sacan humo y al poco llego a Gandón y a San Xusto me paro, refresco y con un peregrino español, nos ponemos hablar de lo dura de ésta etapa. Otra subida fuerte y por pista boscosa, menos mal, con descenso guapo hasta Lourenzá.
Lourenzá, fin de mi etapa de hoy. Pequeño pueblo, pero gran y bella Iglesia, poca gente, domingo, todo cerrado, no tengo comida. Paseo por sus calles, busco restaurante o bar abierto. Ok, a las 20h, Hostal restaurante menú peregrino. Me dirijo al albergue. Nuevo, bonito. Somos muchos, pero bien avenidos.
Otros bicigrinos acaban de llegar, nos ponemos a hablar. Son de Madrid, sus esposas van con la autocaravana, son su asistencia en carretera. Así da gusto. Sin peso de alforjas, ligeritos. Pero ellos no se paran en los pueblos hacer visita, no, sólo kilómetros hasta el fin de etapa. Luego, sobre las 13h, que han terminado, están toda la tarde sin hacer nada, bueno sí, la siesta y se aburren.
Me voy a cenar al Hostal y me acompaña una peregrina de Colorado de Estados Unidos que ya ha tomado mesa, me esperaba. Larga velada y luego a dormir.
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