Primera inmersión del año, y aunque la mar parece estar movida aprovechamos para ir a Es Mal Pas, un lugar recogido y con alguna cuevecita con encanto. Como no hay mucha profundidad, estamos aquí Pilar, Gabriel y un servidor, Rafael, casi dos horas buceando. El agua es tan fría que congela los dedos de los pies y las manos, pero vale la pena por la cantidad de vida marina que vemos, quisquillas que salen al paso al detectar nuestra presencia, pulpos de un tamaña generoso, garbachos que pasan casi desapercibidos por su camuflaje con el entorno, gobios, etc…
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